Esto es lo que ha ocurrido esta tarde cuando he cogido el tren a Coruña. Se venden billetes sin derecho a sentarse (por lo que venden más billetes de los permitidos) y te pasas más de dos horas (ya se sabe, retrasos aparte) con el sobaco de un tío en la boca, la cabeza de otro a la altura de las pelotas y el codo de una extirpándote el bazo. Eso sí, el billete costaba exactamente lo mismo que el de cualquiera que fuese sentado.
Como dice la maquinita robótica en el tren "Agradecemos que hayan confiado en Renfe". Aaaaaaah, ilusas máquinas...
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