Pese a que todavía quedan un par de días de sarao, este fin de semana hubo un ajetreo máximo dentro de las actividades del Curtas Film Fest. Si bien la puñetera gripe no me ha dejado buen cuerpo para asistir a algunos de los peliculones que la asociación ha proyectado a comienzos de semana (¡Cazafantasmas! ¡RoboCop!), el sábado pude contar mi peso en sudor, mezcla de ir de un lado a otro y virus.
"Me cae mal el autor de esto. Voy y le meo el poster"
A comienzos de la tarde del sábado se pudo saludar a algunas personas de la organización, al igual que la cosplayer Florencia Sofen (a la que entrevistamos para la revista Androide Paranoide). Tras correr hasta la casa de la cultura se pudo escuchar y ver, in person, al gran Alfonso Azpiri, del cual me llevé su último libro filmado, al igual que algunas reflexiones en cuanto a la industria (¿?) comiqueril del país. Regresar al Auditorio para entrar en una charla de Salvador Larroca, llena de humor y anécdotas que resultó muy amena, y recaer en la entega de premios de cortometrajes, donde uno se vio rodeado por caras conocidas (los invitados mencionados, junto al célebre Juan Giménez, Mo Caró y Nacho Fresneda), música en directo, y cortometrajes de todo tipo (incluso de Javier Fesser, ese señor que entiende del absurdo "de la tierra"). Se sigue corriendo, casi a más de 140 kilómetros, para entrar en medio de una persecución que acaba con los gamberros bañados en estiercol. Oh, sí, "Regreso al futuro". Todavía se me cae la lagrimilla al oír el tema de Silvestri y ver a Doc y McFly pillados de tiempo. Cómo les comprendo.
El domingo hubo reunión frikeril: por motivos de una presentación de Androide Paranoide, David Braña, junto a los "hermanos inquietantes", Adolfo y Miguel Rodríguez, cayeron en Vilagarcía. De hacerles un poco de guía (tampoco mucho, que uno es dado al modo "ahorro de energía"), enseñarles las expos y un poco lo que había, tocó prepararse para afrontar a un público deseoso de conocer más sobre nuestra publicación:
(Nota del autor: puede que la foto no se corresponda con la gente que asistió a la charla)
Ver a stormtroopers por la calle, volver al Auditorio para que los colegas se llevasen algunas firmas, llevarse una de las últimas pelis de uno de mis directores favoritos, pillar una lámina de Mo Caró e incluso despachar, casi de casualidad, unos cuantos ejemplares de la revista fueron acciones que se sucedían rápidamente. Y, en una idea absurda, nos plantamos entre las firmas de los invitados para dedicarle uno de los ejemplares de nuestra publicación a Giménez. Como en esto de las redes sociales los pezones no son bien vistos (cosas de no haber sido lactantes, me temo), el botellín de agua hace de censurador de lo "obsceno". Pero si os fijáis, ahí anda el Androide:
"Paciencia la de Giménez"
El resto, retirada. Esto ya no es tan interesante.
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